La historia de un movimiento

El aleteo de las alas de una mariposa en Brasil, tras una cadena de eventos, puede provocar un tornado en Texas“, ¿quién no ha escuchado esta frase del físico Edward Lorenz? El movimiento de la Ecopsicología ha eclipsado a profesionales de todos los ámbitos desde California, hasta Australia, pasando por Sudamérica y Europa. La Scuola di Ecopsiocologia nació en Italia en el 2004, fundada por Marcella Danon y ahora, está llegando a nuestro país.

“La idea de ser distintos al medio ambiente, es una ilusión, una locura” Belén Mayam nos contaba estos días sobre el concepto de “Ecopsicología”. Y nos hizo ver que es muy intuitivo, pues nace de la unión de los preceptos de la ecología a los de la psicología como forma de potenciar el desarrollo humano y personal. Para este pensamiento el camino del desarrollo personal pasa inevitablemente por sanar y alentar la relación humana con el medio en el que vive y al que pertenece, la naturaleza. En este contexto, la crisis a la que se enfrenta el hombre hoy en día es fruto de esta desconexión y el modo de salir de ella airosos es, pues, recordar esta unión y volverse de nuevo conscientes de que necesitamos de la naturaleza y ella de nosotros para poder vivir de forma acorde a las necesidades de ambos.

Hay dos formas de concebir la génesis de la Ecopsicología. Una se refiere al momento histórico en que se desarrolla como movimiento. La otra, no forma parte de ningún momento concreto de la historia, sino que hace referencia a su longevidad, ya que su esencia ha estado siempre presente en la historia del hombre como ser vivo perteneciente al planeta Tierra.

La Ecopsicología nació en California en los años 90 y todavía esta en su fase de definición como movimiento. Podríamos entenderla como el resultado de la acumulación de múltiples sabidurías que han desembocado en un camino común, siendo este el resultado de la confluencia de muchos ríos y riachuelos que desembocan, juntos, en una gran cascada. Esos riachuelos tienen fundamentos de todo tipo y tocan áreas del conocimiento humano de toda índole. La Ecopsicología aboga por “la necesidad de una perspectiva ecológica aplicada a la totalidad de la realidad“, conclusión a la que llega siguiendo varios caminos.

En cuanto a este nuevo cambio de paradigma, en términos propios del discurso del epistemólogo Gregory Bateson, la investigación científica se está reorganizando de un nuevo modo, pues ya no se centra en los “bloques de la realidad” sino en la “trama de la vida“. Para comprender qué es la Ecopsicología deberemos entender al ser humano como parte de una creación más grande de la que forma parte y con la que lo tiene todo en común, a la que está unido de forma inherente. Y, volviendo a las raíces de la Ecopsicología, ese punto de inflexión en la historia científica ya fue definido por el físico austríaco Fritjof Capra como una transición de la visión mecanicista de Descartes y Newton a una holística y ecológica. Se puede estudiar cómo se desarrolla este cambio de paradigma en los diferentes ámbitos: en la Física, en la Epistemología, en la Biologia, en la Medicina, en la Psicología y en la Economía. Así, podremos determinar que los antecedentes necesarios, esos caminos que nos conducirían a esta particular e inevitable Roma, en realidad se llevan gestando durante toda la historia de la humanidad pues estas ciencias cargan con la experiencia y sabiduría de siglos. Desde que el hombre es hombre, por no remitirnos a su pasado, el hombre es animal, y es naturaleza.

Y, hablando en términos ecopsicológicos, el hombre siempre ha necesitado de la naturaleza para su existencia y su camino hacia la autorrealización. Una cosa es que su inteligencia (porque un día aprendió a cazar y esto permitió el desarrollo de su cerebro), le de la capacidad de transformar lo que hay a su al rededor para hacer realidad sus ideas y, otra muy diferente es que tenga que renegar absoluta y rotundamente del mundo natural, que le da la vida. “Estamos más preocupados por la opinión que tenemos de las cosas que de las cosas mismas“, afirmó Epicteto en el siglo I d.n.e. Y, desde siempre, y más aún de unos siglos a esta parte, lo que ha enorgullecido al hombre es su racionalidad, como si esta fuera su única habilidad. La Ecopsicología apuesta por la unión de estas facultades intelectuales y racionales con aquellas más relacionadas con la sencillez y sabiduría de nuestra vida animal. Realmente, se trata de llevar a nuestra vida cotidiana la sabiduría que ya poseemos desde hace siglos, pero que a veces olvidamos. Cocinar para uno mismo, escribir para uno mismo, dedicarse un buen rato a uno mismo, para escuchar lo que necesitamos psicológica, intelectual, emocional y ecológicamente… Marcella Danon nos daba algunas pistas en una entrevista (pincha aquí para acceder a parte del contenido) hace un par de días. Cuando le preguntábamos que cuáles son los aspectos “enfermos” que nos han conducido a la actual crisis, ella respondía claramente: “el antídoto es reconocer la misma dignidad de la esfera racional que de la emocional“. Añadía a continuación, otra clave: “Equilibrio, sencillez y sabiduría“.

Marcella Danon es una escritora, periodista y psicóloga italiana y fue la primera persona que habló y escribió sobre Ecopsicología en Italia con su libro: Ecopsicologia. Crescita personale e coscienza ambientale, además de otras obras y artículos sobre el tema. Forma parte de la International Community for Ecopsychology (ICE) y de la European Ecopsychology Society (EES, Società Europea di Ecopsicologia en italiano) y es formadora del Máster en Ecopsicología que se ofrece desde Italia. Ella creó en el 2004 la Scuola di Ecopsicologia en Osnago (Italia), y en el 2005 junto a Jorge Conesa Sevilla – ecopsicólogo estadounidense- creó la Società Europea di Ecopsicologia (pincha aquí para acceder al manifesto de la EES). Nos contaba en qué punto se encuentra la Ecopsicología y cómo desde EEUU se está intentando que sea reconocida por la APA (American Psychology Association), este es pues uno de los objetivos de la Società Europea di Ecopsicologia (EES). Nos comentaba también que el número de universidades donde se puede acceder a formación con fundamentos en la ecopsicología es cada vez mayor, y lo cierto es que Marcella vaticina y asegura estar convencida de que dentro de poco más de una década no será necesario distinguir entre la Ecopsicología y la Psicología, pues son la “misma cosa”.

El término “Ecopsicología” fue utilizado por primera vez en 1989, con el objetivo de unificar en una sola corriente varias líneas de trabajo existentes: la psicología verde, la ecología transpersonal, la ecoterapia, etc. Un grupo de académicos de Berkeley – Elan Shapiro, Alan Kanner, Mary Gomes y Robert Greenway – crearon un grupo de estudio para discutir sobre la contribución que la psicología podía dar a una gestión diferente de la contemporánea crisis ecológica. Entonces, también se unió a este movimiento Theodore Roszak, historiador cultural y profesor universitario de la Universidad Estatal de California Hayward. En 1993 se celebra la primera conferencia de Ecopsicología en el Instituto Esalen, y, en 1994, nace el Ecopsychology Institute en la California State University. En 1996, Fritjof Capra cita a Roszak en su libro “La Red de la Vida“, traducido a varios idiomas, favoreciendo la difusión internacional. 10 años después, como decíamos, la Ecopsicología llega a Italia de la mano de Marcella.

Actualmente la Ecopsicología está situada en la escena internacional como un movimiento espontáneo al que se adhieren psicoterapeutas, psicólogos y educadores sensibles con la temática. En los EEUU se ha extendido desde California y ha calado profundamente en Canadá. En Europa, se lucha por su reconocimiento y difusión (Inglaterra, Alemania, Finlandia, Italia, España…) y en América del Sur hay centros en Uruguay, México , Costa Rica y Brasil. También se conoce en algunos puntos de Australia.

Si ahondamos en sus fundamentos teóricos, nos encontramos con pinceladas de la “ecología profunda” del filósofo noruego Arne Naess, con pintadas de la teoría del “inconsciente colectivo” de Carl Gustav Jung, con el espíritu de la visión humanista de Abraham Maslow y Carl Rogers, y con dimensiones de la psicología transpersonal de Ken Wilber. Pero para comprender bien las fuertes raíces de la Ecopsicología también hay que conocer la Hipótesis Gaia, del científico británico Lovelock. Para este investigador, el planeta Tierra actúa como un único ser viviente y, todos los seres vivos que la habitamos no hacemos más que formar parte de esa “inteligencia suprema“. Es la ley de la vida. Pero tampoco podemos dejar de nombrar el concepto de “tierra de la ciudadanía” del sociólogo francés Edgar Morin, que considera que el desarrollo de los medios de comunicación así como el del transporte son los factores que hacen desencadenar del sentido “nacional” el concepto de uno “planetario“. O la expresión de “inteligencia ecológica” recientemente acuñada por el psicólogo Daniel Goleman para definir la capacidad humana emergente de comprender las interconexiones y los procesos de pensamiento.

Pero dejando de lado la enumeración de fuentes y afluentes de inspiración que desembocaban en aquella cascada teórica de la Ecopsicología, vamos ahora a lo práctico. Como decíamos, la Ecopsicología guía a las personas en un viaje de crecimiento personal en el que cada uno entra en contacto con sus valores y talentos y comprende cuál es la contribución que puede y quiere dar a la vida. Así, se defiende que la visión ecocéntrica permite reconocer las interconexiones que nos unen con el resto de la creación y aprender a actuar conscientemente, de forma creativa y responsable. (Belén Mayam nos ha dejado una aportación muy interesante sobre este punto: “La práctica de la ecopsicología”, pincha aquí para acceder). De este modo, toman forma los tres campos en los que pretende actuar este movimiento: la psicología, la educación y las empresas y organizaciones no gubernamentales, así como institucionales. Y es que se parte aquí de tres reflexiones propias de la Ecopsicología. Una es la importancia de conocerse internamente para poder mejorar la relación con el mundo exterior. En segundo lugar, la necesidad de conscienciar desde que se es niño, o más bien de no romper el vínculo ya existente, de la unión del hombre con la naturaleza, que son uno. Y en último lugar, la obviedad de que si no se introducen nuevos valores en las estructuras sociales ya existentes que respeten y apuesten por una gestión sostenible de todos los recursos de los que disponemos, nos encaminamos hacía el precipicio esta vez de una cascada de la que no conocemos la caída.

También hablábamos de la introducción de esta disciplina en la educación con Lourdes Rad en estos días . Ella es profesora de Dirección y Gestión de Recursos Humanos de la Universidad de Burgos, además de “leader de Danzas de Paz Universal” y “trabajadora” en proyectos por la paz a nivel internacional. Para ella, “lo más importante es que los niños de hoy estén educados en estos valores para que los tengan integrados cuando sean los adultos del mañana“. Y charlando de todo un poco, a la pregunta de qué es la ecopsicología, Lourdes respondía que “la ecología se une a la psicología para traer conciencia y cambio real a la humanidad y al planeta en un momento crítico para ambas“. Y es que su modo de trabajar con los alumnos es introduciendo “valores de respeto hacia todo y hacia todos, de cuidado con el medio ambiente y de necesidad de mayor conciencia“. (Pincha aquí para acceder a los contenidos aportados por Lourdes Rad al Proyecto: Los Pulmones Urbanos del Mundo)

Estamos trayendo a España una disciplina con una proyección internacional que aún no se conoce.” Lourdes estudia el máster de postgrado en Ecopsicología de la EES que tiene una parte on line y otra con seminarios presenciales en Italia. Conoció la Ecopsicología porque “un grupo de amigos que trabajan en el ámbito del desarrollo personal” la invitaron a incorporarse “al equipo que iba a poner en marcha la Escuela de Ecopsicología de España“. Ese “grupo de amigos” está formado por varios psicólogos que trabajaban desde hace años en el ámbito de la Ecopsicología, aunque ellos no lo sabían.

De este equipo, forman parte Luz y Quique, que son los propietarios del Centro de Ocio, Turismo y FormaciónLa Lobera de Gredos, una casa rural en medio de la sierra de Gredos donde imparten cursos de desarrollo personal en la naturaleza. Ambos son Psicólogos titulados y especializados en Desarrollo de la Inteligencia Emocional, con mas de 25 años de experiencia. Forman el equipo Kiluz e imparten en La Lobera cursos de autoestima, reducción de estrés, comunicación, trabajo en equipo, liderazgo, creatividad y relaciones humanas. Luz descubrió la ecopsicología en un libro (La buena crisis, de Jordi Pigem), y en seguida se puso a investigar en la red sobre el tema. A pesar de no controlar demasiado la tecnología, la sinergia inevitable de las interconexiones de la red hicieron posible que encontrara la Escuela Europea de Ecopsicología, y a Marcella.

Cuando Luz fue descubriendo toda esta red de profesionales y de pensadores que habían trabajado y teorizado sobre lo que ella llevaba trabajando tantos años, pensó “que había encontrado a su família“. Se puso en contacto con Belén Mayam y comenzaron a descubrir juntas que “no estaban solas”. Belén también es psicóloga y vive en Finestrat, un pueblo de Alicante. Desde allí ofrece cursos, talleres y encuentros de crecimiento personal y de creatividad. También trabaja en la línea del desarrollo personal en contacto con la naturaleza y en estos momentos está trabajando en la fundación de la Escuela del Sol desde donde se promueven actividades en la línea del crecimiento personal, del arte y de la ecología. Le apasionó la idea. Entonces se embarcaron juntos -Luz, Quique y Belén- en la aventura de conocer de qué trataba la Ecopsicología y cuánto tenía que ver con lo que ellos venían haciendo desde hacía años. Jara, la hija de Luz y Quique también viajó a Italia con ellos. Allí, en la primavera de este 2010, conocieron personalmente a Marcella y comenzaron su formación sobre Ecopsicología desde la EES.

Jara es licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca. Al acabar la carrera se especializó en Psicología Positiva y Coaching. También es Técnico en Terapias y Actividades asistidas con Animales y Naturaleza y actualmente está realizando el Master de Ecopsicología en la EES (Escuela Italiana de Ecopsicología). Se crió en “La Lobera de Gredos“, donde ahora ve “el lugar que será la sede de la Escuela Española de Ecopsicología ya que para este tipo de trabajos el entorno es muy importante y La Lobera crea un marco privilegiado para desarrollarlos“. Ella lo tiene claro: “Cada vez hay más desequilibrios emocionales y ecológicos debido al alejamiento de las personas de su entorno natural. La ecopsicología busca retomar este contacto para un beneficio mutuo ya que el desarrollo humano solo es posible si va unido al cuidado del planeta.” Con 25 años y esta formación, cree que el cambio de actitud necesario “empieza por mirar con otros ojos nuestro entorno más cercano y apreciar lo que nos aportan todas esas pequeñas cosas” y cuando le preguntamos sobre cómo llevar estos valores a las ciudades del siglo XXI contesta que “en realidad la Naturaleza está por todas partes, desde las palomas de la plaza, las plantas de tu terraza, los árboles de la avenida…” y que “sería importante fomentar este tipo de espacios para que la vida en la ciudad sea más sostenible a nivel emocional“. Sin duda, toda una declaración de principios.

Pero Marcella también nos comentó otros proyectos específicos en el marco de la Ecopsicología en Italia. Uno de ellos, se promueve desde la sede de la propia Scuola di Ecopsicogia: “Equilibri naturali. Ecopsicologia nei Parchi”. Se trata de un proyecto que promueve el “equilibrio natural” con un doble objetivo: a nivel local promover la zona y las estructuras relacionadas con el uso natural (senderos, centros de visitantes), y a nivel mundial la sensibilización y educación para el despertar de un sentimiento de pertenencia al mundo natural y la distribución del planeta. (pincha aquí para más info). Otro es What’s your tree?, proyecto que está naciendo en estos momentos en colaboración con la Scuola di Ecopsicología. En cualquier caso, está claro que este es un momento de eclosión para este nuevo movimiento.

Parece que el fruto de la Ecopsicología ya está lo suficientemente maduro como para ser “consumido” por la humanidad. Si las alas de aquella mariposa se llevan moviendo lentamente desde que el ser humano pisó la tierra, parece que en los últimos tiempos se ha acelerado su actividad y quizá, estemos preparados para escuchar y sentir las primeras brisas del huracán que se avecina.

De “La historia de un movimiento” a “Los Pulmones Urbanos del Mundo”. ¿Te interesa la Ecopsicología? ¿Quieres aportar alguna idea? Visita en nuestra Sala de proxeccións, Los Pulmones Urbanos del Mundo.


1 Comment

  1. December 10, 2010 at 9:26 pm

    […] que os prometí remitir cuando estuviera listo. Ya lo está.  Este reportaje está formado por: – La historia de un movimiento: texto principal sobre el movimiento de la Ecopsicología (intento por aportar numerosas fuentes y […]


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